Opinión
Imagen de Max Raúl Murillo Mendoza
Max Raúl Murillo Mendoza
13/08/2025 - 14:58

Al Rafo Puente

En los años 80, cuando el regreso de la democracia, el Rafo estaba con grandes pretensiones políticas. Había fundado el BPP (Bloque Patriótico Popular), y pues con ganas de conquistar el nuevo proceso político, no sólo con los votos sino también por la vía armada.

Ya va quedando lejos, en los años y la nostalgia, allá a mediados de los años 70. En plena dictadura de Banzer, lo conocí en la experiencia educativa Juan XXIII. Ya no recuerdo el año exacto; él era un brillante profesor de Cultura Religiosa y de Análisis de la Realidad. Escuché algunas lecciones de Cultura Religiosa, realmente con mucha pasión y con otra totalmente distinta manera de enfoque sobre la religión. Una novedad para cualquier joven adolescente, acostumbrado a las tradicionales lecciones de religión de la época.

A veces venía con un poncho de campesino altiplánico. En invierno con chullo de campesino y varias veces con gorras de distinto tipo. Los mayores nos contaban de sus trayectorias de vida, sobre todo de sus estudios en España y su incursión de religioso. Para mí fue el mejor teólogo de la Liberación que tuvo Bolivia. Se lo dije muchas veces. Apasionado desde siempre por la política, desde la visión crítica y desafiante. Escucharle en esa línea con otros profesores del Juancho, en aquellos cafecitos de los recreos, donde el Cachín Antezana, Filemón Escobar, Josep Barnadas y otros profes discutían temáticas políticas apasionadamente.

En los años 80, cuando el regreso de la democracia, el Rafo estaba con grandes pretensiones políticas. Había fundado el BPP (Bloque Patriótico Popular), y pues con ganas de conquistar el nuevo proceso político, no sólo con los votos sino también por la vía armada. Pero pues una de las especialidades de la izquierda boliviana es la división, incluso a rajatabla, asunto que le disgustaba y le entristecía también.

Recuerdo bien el final de la UDP. Una izquierda dividida, corroída por la corrupción y otra vez entregando espacios a la derecha de aquel momento. El Rafo con sus tufos de clandestino, también reestructurando sus estrategias de combate.

Muchos años después nos encontramos en el aeropuerto de El Alto, cuando empezaba el nuevo proceso en los inicios de los años 2000, preocupado como siempre por el país y sus devaneos políticos. Pero, como siempre, apoyando las nuevas posibilidades de otros sujetos de la historia. Militando en medio de sus compromisos por el país profundo.

Él era un burgués de posición económica. Había bebido los postulados de los teólogos de Salamanca, de aquellas cercanías con el marxismo europeo desde la religión; pero con la radicalidad del compromiso cristiano. Ya en aquellas épocas desafiaba a toda la tradicionalidad del marxismo boliviano al decir que era cristiano marxista. Que no pertenecía a ninguna secta protestante marxista ni cristiana.

También fue alta autoridad del proceso de cambio. Rompió con sus enfermedades totalitarias y corruptas corporativistas. No aceptó imposiciones de cotas de poder, o puestos de trabajo para militancias oscuras. Prefirió dejar de lado esos juegos de la real politik. Fue muy criticado por todo eso. Como cobarde y tibio. Yo mismo le hice esa crítica. Le reconocí después que tenía toda la razón del mundo.

La última vez que lo ví tampoco recuerdo el momento, era en una calle de Cochabamba cerca de la plaza principal. Antes de la Pandemia y ya con problemas de salud por la edad. Nos saludamos y nos deseamos todo lo mejor de la vida. Le escribí algunas veces criticándole algunos artículos suyos; siempre me respondió con respeto y lugar a mis ideas y posiciones.

Esta tarde me enteré de su muerte. Me vinieron a la mente todos estos recuerdos del Rafo, de su apasionada vida siempre con las ganas de servir de mejor manera a las causas de los más pobres. Precisamente por eso, incluso, no entendido en su propia familia. Los riesgos de una vida apasionada y de vocación por los asuntos más complejos de la vida.

Su posición económica y de clase le hubieran permitido una vida cómoda, quizás de escritor y profesor universitario. Prefirió lo jodido. La incomodidad, los riesgos de la militancia, las traiciones de amigos y amigas, lo duro y lo ingrato de la política. La clandestinidad. En definitiva, aquello de lo que la gran mayoría de la gente prefiere escapar y ponerse a buen recaudo. Rafo tenía el temple de pocos seres humanos, de los que nunca hablamos porque es incómodo y molestoso en estas épocas de crisis y brutalidad corrupta. En esta época sin ética ni moral.

Paz en tu tumba estimado Rafo. Mucha gente te seguirá recordando por siempre. Mucha gente recibió lecciones de vida, lecciones de maestro con la suficiente experiencia en la coherencia y la claridad del compromiso.

Paz en tu tumba comandante. Nosotros seguiremos intentando aquellos sueños por un mundo mejor, caminos difíciles y complejos en los que no te rendiste.

Paz en tu tumba comandante Rafo.

El Periódico Digital OXIGENO.BO, es desarrollado y administrado por Gen Film & Crossmedia Ltda. Teléfono: 591-2-2911653. Correo: info@gen.com.bo